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miércoles, 18 de septiembre de 2013

El ser humano no puede prescindir ya de los ordenadores.

El hombre de Vitruvio.Leonardo da Vinci, 1487 

El ser humano no tiene remedio. Es un ser impreciso en la comunicación e injusto en la toma de decisiones. El ser u objeto que logre solucionar estos problemas de interacción conquistará el mundo. Algo que existe junto a nosotros tiene ya esas capacidades, son los ordenadores.

El ser humano no puede prescindir de los ordenadores. No puede prescindir de los hardware y software que controlan las comunicaciones terrestres, marítimas, aéreas, los movimientos de las cuentas bancarias, las transacciones económicas, los mercados bursátiles, las redes sociales, la información almacenada y gestionada en los enormes y potentísimos servidores actuales, la seguridad militar y civil, los robots de las fábricas, las oficinas y los hogares, todos los objetos mecánicos cada vez mas controlados electrónicamente, etc. etc. Si se desenchufan o sabotean los ordenadores se producirá un caos de tal calibre que a continuación se producirá el mayor cataclismo que haya existido en la historia de la humanidad. No habrá más remedio que volverlos a enchufar y proteger. Alguna vez los humanos se harán conscientes de eso. Si no ahora, será dentro de 30 años, 300 o 3.000, pero el ser humano no va a ser el fin de la evolución por los siglos de los siglos. Algo o alguien muy relacionado con la electrónica y la informática más que relacionado con lo biológico sustituirá en la cúspide de la evolución al ser humano. Esta evolución no es incompatible con la existencia humana y por el contrario podrá facilitarle una vida más placentera, despreocupada e irresponsable.

Los programadores informáticos son pragmáticos, cumplen encargos y utilizan la ingeniería y las matemáticas, mas que sus propios prejuicios, para conseguir un fin que tiene que ver con la sustitución de la mano de obra humana, abaratar costes, ser más precisos, exactos, productivos y eficaces. No tienen en cuenta más que los cálculos matemáticos que se producen sin ninguna nueva filosofía ni moral de su cosecha propia al respecto. Es el trabajo que venía siendo hecho por los hombres durante toda la vida y aceptado por los consumidores y de la forma que venía siendo utilizado por los usuarios, sólo que ahora en forma de programación algorítmica y digital, controlado informáticamente por los ordenadores, los sensores, las redes y los robots.

En las sociedades altamente tecnológicas los trabajadores no plantearán demasiados conflictos porque se reducirá el trabajo manual intenso y duro, serán cada vez menos los que los realicen, en muchos sectores no existirán casi trabajadores o existirán menos y estarán mas cualificados y formaran una élite mejor pagada. Cada vez habrá menos población obrera y explotación como tal o de la forma que existía cuando se desarrolló el capitalismo en el siglo XIX, al menos en los países que apuesten por el desarrollo altamente tecnificado.

Por todo esto es seguro y necesario que en el futuro se potencie y se racionalice aún mucho más el Estado de Bienestar. Pero también tiene que entrar la programación informática en la planificación y el desarrollo social, con el objeto de conseguir una excelente justicia social, precisa y eficaz potenciando una mayor y nueva participación social e individual más inmediata, amplia y sin exclusiones, minimizando las autoexclusiones que sea posible evitar como la mendicidad estructural, etc.




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